El dilema de decirles o no a los chicos. ¿Hay una determinada edad para dejar de creer en Papá Noel? ¿Qué función cumplen en los chicos la fantasía y el pensamiento mágico?
¿Cuándo es el mejor momento para revelarles la verdad? ¿Podemos estar haciéndoles un
mal sin saberlo?
Una batalla cotidiana que en diciembre se vuelve una verdadera proeza: mantener al
resguardo de los niños la leyenda de Papá Noel. Pero no es tan simple: porque la contienda
es compleja y muchas veces contradictoria. No son pocos los adultos que se inquietan ante
la posibilidad de “estar sosteniendo una mentira” o de estar avalando “una figura pagana,
exportada y que alienta el consumismo”.
Por otro lado, los defensores de ilusiones, de sostener el secreto, saben que los refutadores de leyendas andan sueltos por ahí. Siempre está la posibilidad de que un primo mayor revele la “gran” verdad. Un amigo más grande, un tío soplón, o un comentario sincericida en televisión pueden desarmar en un segundo la leyenda de Papa Noel.
Hay que llamar a las cosas por su nombre: Contar una historia que no es real siempre enmascara una mentira”. ¿Las consecuencias? “Los chicos pueden volverse temerosos
porque así como Papá Noel tiene la capacidad de entrar por lugares insólitos para traer
regalitos pueden aparecer en la mente de los chicos otros seres malignos. Por otro lado, los
padres corren el riesgo de dejar de ser creíbles para sus hijos.
Sin embargo, las narraciones fantásticas de este tipo les ayudan a elaborar sus propios
temores. La fantasía tiene que ver con la dulzura y el placer. Por eso es importante no
transmitir un relato vacío de contenido, en el que sólo se haga hincapié en el regalo.
“Lo interesante es que se puedan consolidar a partir de la figura de Papá Noel otros valores, como la bondad o la solidaridad”. No hay que olvidar que para los creyentes, en Navidad se conmemora el nacimiento del Niño Jesús”.
En el mismo sentido, la importancia de resaltar los rasgos positivos de la leyenda y de ser conscientes como adultos de qué parte queremos contar de la historia. Y así es como conviene evitar en el mensaje navideño que la figura de Papa Noel aparezca como el gigante que premia o castiga a los chicos según el comportamiento del año. “Si bien el relato cumple socialmente una función educativa y moral, en el sentido de que transmite un modelo normativo típico de nuestra cultura, poner el acento en la recompensa no ayuda a los chicos”.
Lic. en Psicopedagía. Adriana Escudero